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sábado, 19 de octubre de 2019

Culiacán: la vergüenza sin sorpresa


Culiacán: la vergüenza sin sorpresa


Por Luis RT (Homo vespa)

Honremos la precisión de una de las seis versiones de nuestras autoridades. Hechos:
1. El 17 de octubre en Culiacán, Sinaloa, se capturó de pura chiripa a Ovidio Guzmán López, uno de los hijos del Chapo Guzmán. Ovidio es acusado por el gobierno estadounidense por distribución de droga.
2. Los efectivos que participaron en la acción fueron rodeados y superados en número y poder de fuego.
3. Se iniciaron balaceras en todo Culiacán a raíz de esa detención.
4. Se soltó al tal Ovidio.
5. Hasta la fecha no estamos seguros del saldo de este “operativo”. Las autoridades admitieron el 18 de octubre la muerte de 8 personas, 16 heridos, y 51 reos fugados del penal de Aguarutoi.

El presidente Andrés Manuel López Obrador argumentó en su mañanera del 18 de octubre que se soltó al delincuente, según nos dice, para evitar sufrimientos y muertes innecesarias en las escaramuzas y ataques del crimen organizado ante la detención del capo. Después de eso, México se convirtió en una comedia de carcajada propia de Jorge Ibargüengoitia. Abogados, familia y amigos de Ovidio agradecieron graciosamente el gesto del gobierno de Méxicoii. Estamos esperando si todos deciden comer juntos y sonrientes en Palacio Nacional.

No es necesario explicarlo: cualquiera prefiere o debe preferir liberar a un criminal si con ello evita la muerte de inocentes. Sin embargo, AMLO desvía la atención: ese no es el punto.

Las acciones del gobierno no tienen justificación y tienen que ser descritas, sin reservas, como un ejemplo emblemático de la necedad e ineptitud de su dirigencia. Decenas de especialistas le dijeron a AMLO por meses que impulsar la Guardia Nacional era continuar la misma estrategia de militarización de la seguridad pública de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto: continuar la técnica de golpear el avispero. También le advirtieron que los resultados no serían distintos: un rotundo fracaso.

AMLO se supone que negoció una salida consensuada con varias de las organizaciones que levantaron la voz en contra de esta estrategia, pero al final la propuesta conservó las bases de centralización, uso del ejército y disciplina castrense para llevar a cabo labores de seguridad pública. AMLO también se escudó en que prefería “atender las razones estructurales”de la violencia y ofreció becas y crecimiento económico para que los jóvenes dejaran de unirse a las filas del crimen organizado. Como si una beca de alrededor de 3,500 pesos mensuales fuera un atractivo suficiente para un joven cuyo futuro laboral, como el de casi todos, es casi inexistente. Como si no fuera cierto que muchos de los estados del norte --que tienen unas de las mayores tasas de crecimiento económico-- no exhibieran al mismo tiempo los incrementos más alarmantes de criminalidad. En efecto, al presidente no se le da el pensamiento complejo.

En todo caso, desde el inicio fue claro que uno no cambia un narco-Estado poniendo gafetes de Guardia Nacional a los soldados; vendiendo humo sobra una estructura militar en que los soldados reciben poca capacitación, deficiente infraestructura, menos información de inteligencia, y acaso una embarrada de cursitos sobre derechos humanos. Se lo advirtieron; se lo dijeron. La institución militar tiene otra vocación. Ahí están las objeciones y los reclamos públicos de Alejandro Madrazo, Catalina Pérez Correa o Edgardo Buscaglia, sólo para nombrar a los que de golpe recuerdo. En el video de abajo se puede ver a Alejandro Madrazo del CIDE acusando al presidente de mentir acerca de esta propuesta.


Si uno se pone a buscar en el Internet o en la bibliografía especializada encontrará seguramente muchos otros objetores, desde varias ONG hasta académicos y periodistas especializados en esta masacre que es México. De hecho, si se busca lo suficiente se encontrará al mismo AMLO que hace unos años rechazaba lo que ahora apoya.

Si AMLO no quiso escuchar los gritos de alerta o los militares le impusieron una continuación del modelo militarista, ya no importa. Los resultados son y serán los que se esperaban: el crimen seguirá creciendo a la misma tasa o mayor que en los últimos doce años; habrá peleas entre narcos asediados por el ejército para apoderarse de las plazas disponibles; tendremos improvisación, violencia y muertes colaterales por falta de preparación de los efectivos; crecerá, ahí donde no la haya, la corrupción entre narcos, ejército y la policía (¿se acuerdan de que los Zetas salieron de cuerpos militares de élite entrenados en los Estados Unidos?).

En fin, si no se atacan las estructuras de la impunidad y del crimen y sus contubernios con el gran capital y el Estado, no hay otro resultado posible: más violencia.

A ello debemos agregar que hoy en día una buena parte de la Guardia Nacional está en lugares dónde se piensa implementar megaproyectos en el sureste: como en Oaxaca o Chiapas, justamente donde hay comunidades indígenas que se resisten a esos megaproyectos. ¿Ahí los soldados también luchan contra el crimen organizado? Además, no lo olvidemos: quizá la tercera o cuarta parte de la Guardia Nacional está persiguiendo migrantes en la frontera norte o en la sur. En efecto, con sus impuestos y con los míos se paga a efectivos del ejército para ser el muro antimigratorio que Trump tanto anheló. AMLO es la mejor carta del repulsivo pelirrojo.

El presidente dijo que se liberó a Ovidio Guzmán porque la prioridad era la vida de las personas. El presidente mintió de nuevo. No fue prioridad la vida de las personas inocentes que viven en Culiacán. Al menos no lo fue lo suficiente como para planear mejor una acción a todas luces inepta. ¿No era mejor evitar un operativo que puso en peligro justo la vida de cientos, quizá miles, de personas en todo Culiacán? ¿No hubo trabajo de inteligencia previo al operativo? Por otro lado, es claro que la vida de los migrantes y de las comunidades que rechazan los megaproyectos tampoco son una prioridad para este gobierno. Necropolítica le llamó el influyente filósofo camerunés Achille Mbembe al desdén mortífero hacia poblaciones enteras para justificar nuestros afanes de progreso. No creo que sea muy difícil mostrar que la estrategia amolísta de seguridad está inserta en una necropolítica de ese tipo.

Las estructuras de la muerte no se han cambiado ni existe una estrategia para cambiarlas en la 4T: ahí siguen con todo su poder de fuego y corrupción. A pesar del fuchi y del guácala, la continuidad calderonista en manos de AMLO está fraguando su Ayotzinapa, su Tlatlaya, su Tanhuato. Alguno de ellos está a la vuelta de la esquina. ¡Y no! La responsabilidad no será únicamente de la herencia maldita de regímenes anteriores. La administración amloísta sera la responsable; sus defensores a ultranza serán, en todo caso, cómplices de esa catástrofe.

Lo sucedido en Culiacán es sólo un ejemplo y debe darle vergüenza a quien dirige el Estado mexicano; sin embargo, sólo una forma de ingenuidad o ceguera produciría sorpresa entre nosotros. Hay vergüenza en el Estado, pero no puede haber sorpresa en quienes vivimos la violencia todos los días.

  1. ihttps://www.eluniversal.com.mx/estados/el-saldo-del-terror-en-culiacan-8-muertos-16-heridos-y-51-reos-evadidos
iihttps://www.youtube.com/watch?v=kzNP6BOAPwE



¿Te gustó el texto? Puedes leer el texto AMLO en Homo vespa: la otra entrevista o textos similares en Homo vespa en la política.

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