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jueves, 11 de abril de 2019

#MeToo: la revancha no es justicia

#MeToo: la revancha no es justicia  

Por Luis Ramírez Trejo (Homo vespa)

Armando Vega Gil, fundador del conocido grupo de rock Botellita de Jerez, se suicidó el 1 de abril de este año después de haber sido denunciado de forma anónima en la red #MeTooMúsicosMexicanos. En dicha red se le acusó de haber presuntamente acosado a una adolescente de 13 años. Después del escándalo en redes que el suicidio ocasionó, tres denuncias más en su contra fueron publicadas, siempre a manera de apoyo a la primer denunciante1Ninguna de las denuncias fue investigada. 

Una vez que se confirmó el suicidio el dos de abril#MeTooMúsicosMexicanos recibió durísimas críticas por la insensibilidad de sus mensajes y por haber contribuido al clima de linchamiento del fallecido músico y escritor, especialmente se criticó las primeras reacciones de la plataforma. Días después, en su mensaje de despedida, las administradoras del sitio admitían: 

“Nuestra reacción inicial no fue la adecuada y, por ello, externamos una disculpa honesta a todos sus allegados. Jamás incitamos a alguien a hacerse ningún daño ni a acabar con su vida, en lugar de afrontar los hechos ante las autoridades”2. 

El 8 de abril, el resto de los integrantes de Botellita de Jerez publicaron un ejemplar comunicado en el que reconocen el anonimato de las víctimas como un recurso necesario en un sistema de justicia deficiente y misógino. Asimismo, expresaron su apoyo a la causa feminista y descartaron cualquier intento de culpar al movimiento #MeToo por el suicidio de su compañero.  

Sin embargo, los botellos también hicieron una certera crítica acerca de los mecanismos de publicación en plataformas de denuncia como #MeeTooMúsicosMexicanos: “consideramos que los espacios de denuncia pública necesitan urgentemente de filtros, protocolos, normatividades internas y marcos éticos que garanticen el ejercicio de los derechos de presunción (de inocencia, verdad, justicia y reparación, logrando distinguir las venganzas oportunistas).  

No hacerlo nos coloca frente a un escenario de futuras imputaciones sin sustento, a la exhibición mediática de inocentes, linchamientos morales, estigmatización, descrédito y daño en la reputación de las personas señaladas y sus familias.” Si quieres ver el comunicado completo, da click aquí. 

Una de las cosas más interesantes que han sucedido como consecuencia de este lamentable suceso es que muchas mujeres feministas, que nunca se sintieron identificadas con los objetivos o mecanismos del #MeToo, levantaron su voz de manera crítica. Por supuesto, no es que la viabilidad y legitimidad del #MeToo no tuviera discusiones y disensos desde antes, pero con frecuencia la crítica fue descalificada o ignorada: no sólo la proveniente de hombres y mujeres simpatizantes de la causa, sino incluso la expresada por reconocidas feministas como Rita Laura Segato, Catherine Millet, Camille Paglia o la mismísima Judith Butler, por no mencionar a la, con frecuencia, defenestrada Martha Lamas. 

En Homo vespa, nos congratulamos de compartir, en la siguiente sección, un texto absolutamente acorde con el comunicado de Botellita de Jerez. Bajo la autoría de Sofía Caccia, quien tiene una amplia experiencia tanto en los sistemas de denuncia como en el activismo feminista, se pone en cuestión la estrategia en redes como un espacio confiable y adecuado para la consecución de los propósitos que defiende el feminismo. Agradecemos a Sofía Caccia su generosidad para publicar su texto en este sitio. 

Texto de Sofía Caccia 

“¡Qué enorme tristeza lo que ha sucedido con Armando Vega Gil! No sólo lo siento porque era un ser humano "talentoso" y "admirado" pues muchos agresores lo son y sus atributos no disculpan ni borran el hecho de que sean delincuentes. Sin embargo, a Armando no se le comprobó ningún delito. Duele simplemente perder la vida de un ser humano por una situación así. El movimiento #MeToo en México no representa ningún espacio de confianza, mucho menos para las mujeres que han sido violentadas. Una red social NO ES un canal serio, ni formal ni ACREDITADO para hacer lo que estaba haciendo. Todos sabemos que las redes sociales están plagadas de cuentas de personas que no existen y ya eso representa el primer problema para la causa. Como orgullosa feminista, sé que cuando se hace una denuncia de forma anónima y exposición de un agresor (práctica muy antigua y eficaz) es porque la VIDA de la mujer agredida corre peligro y/o la justicia no hizo su trabajo correctamente, y debe tomarse esta medida como forma de protección a la mujer agredida. Esta exposición va siempre acompañada de una estrategia muy bien pensada; pues, aunque la exposición sea anónima, puede haber terribles represalias. La exposición pública es una estrategia usada desde hace muchos años para alertar a la comunidad y avisar qué hay un delincuente cerca y que la gente debe tener cuidado. Yo lo hice por primera vez hace 19 años, cuando vivía en Vancouver apoyando a una asociación feminista en la que participaba. En ese tiempo pegamos pósteres por toda la colonia con la foto del agresor, mencionando que tipo de delitos cometía en contra de las mujeres. Se piensa que al exponer al agresor se previene la violencia, no porque el agresor "entienda" o "acepte" lo que hizo mal (pues eso es muy difícil), sino porque no querrá volver a vivir o pasar de nuevo la vergüenza de ser expuesto y lo pensara dos veces antes de hacer algo malo de nuevo.  

Me llama la atención como las administradoras de la cuenta #MeTooMusicosMexicanos se deslindan de lo ocurrido con Vega Gil. Apoyan a quien denunció y "le creen", pero el presunto "agresor", que se haga bolas y si se suicida pues ni modo. Sí estaban dispuestas a mediar y/o hablar con él para tratar el asunto (eso genera más vistas), pero después de su suicidio simplemente dicen que eso es "cosa de él". ¿No están contemplando o no están preparadas para lidiar con eso, pero sí para publicarlo? ¡Y se deslindan de haber detonado directa o indirectamente semejante cosa! ¿Qué clase de idiotas irresponsables manejan esas redes sociales? ¿Qué autoridad y preparación tienen como para manejar denuncias de ese tipo que sólo generan morbo, especulación y abren el espacio para que las mujeres digamos lo que nos ha pasado, lo cual si es asunto muy serio? Me pregunto, ¿cuáles serán sus medidas de seguridad para las mujeres que denunciaron dando su nombre real? Hablando de exparejas, por ejemplo. Si alguno va y las mata en un impulso de ira, ¿quién es responsable de eso? ¿Sólo el asesino o quien publicó semejantecosas sin medir las consecuencias y sin estrategia alguna? ¿Es sano alimentar una red de chismes (porque eso son las redes sociales) y "mediar", siempre y cuando no se llegue hasta el suicidio, porque ahí ya no se hacen responsables?  

Los movimientos en apoyo a las mujeres deben contemplar a la misma dentro de una sociedad y es necesario que como sociedad seamos capaces de dialogar, de corregir, de reflexionar, de conciliar para hacer conciencia desde el trabajo de todos como sociedad. ¡Qué pena ajena me da el movimiento #MeTooMéxico! Deberíamos ser capaces de generar reflexiones y mecanismos propios de acuerdo a nuestra sociedad. NO somos EU ni nos parecemos. La injusticia en México está muy, muy, muy por encima de EU y la doble moral de este país no permite solo copiar modelos extranjeros que no aportan nada a nuestra comunidad. Qué dolor perder a Armando así, qué dolor lo qué marcó hace años a la chica que denunció. Estoy segura de que ni ella (suponiendo cierto lo que narró) hubiera querido que Armando llegara hasta el suicidio por eso. Ahora, eso marcará la vida de esa chica, marcará la vida del hijo de Armando, de su familia, de sus amigos, de la gente que lo quería y lo admiraba. ¿NO PODEMOS SER CAPACES DE DIALOGAR DE OTRA FORMA? ¿TIENE QUE SER POR MEDIO DE UN BASURERO MARRANO Y PARADÓJICAMENTE INHUMANO COMO SON LAS REDES SOCIALES? ¿DEBEMOS TRATAR POR ESE MEDIO ALGO TAN HUMANO COMO ESO? 

Hace algún tiempo las mujeres publicaron, en SU PROPIA RED SOCIAL, experiencias de violencia de género. Lo aplaudí, lo celebré muchísimo, creo que muchos lo hicimos. Pienso que esa era una forma efectiva de difundir cómo se da la violencia y pienso que eso sí alerta ayuda más a crear conciencia por medio de la empatía y el entendimiento de las formas de violencia y las consecuencias en nuestra propia vida. Expresarlo de forma personal si se tiene el deseo, la conciencia, las condiciones de seguridad y la madurez para hacerlo.  
NUESTRA VIDA ES LO ÚNICO QUE TENEMOS, NUESTRO CUERPO ES LO QUE MÁS DEBEMOS CUIDAR, HOMBRES Y MUJERES. Iniciemos por encontrar los medios adecuados para evolucionar y crecer juntos como sociedad. 


Por nuestro lado, agregamos que en Homo vespa defendemos —desde el inicio del proyecto la legitimidad del reclamo feminista, así como la necesidad de poner en tela de juicio una estrategia social que, como muchas otras, no tiene por qué ser equivalente al feminismo y no tiene por qué considerarse incuestionable. Si quieres revisar un par de artículos originales sobre la importancia del pensamiento crítico en el feminismo, puedes dar click a: 

En todo caso, es importante subrayar que, a pesar de todos sus errores y contradicciones, el #MeeToo permitió —en algunos casos— que las mujeres se configuraran como sujetos políticos a partir de la reflexión de las violencias que lamentablemente han padecido durante toda su vida: que dejaran de sentir culpa o pena al levantar su voz adolorida para relatar experiencias que han callado por demasiado tiempo. Muchas denunciantes no se quedaron en el feminismo de Hashtag, sino que emprendieron verdaderas acciones colectivas de sanación, autocrítica, y cuestionamiento al sistema patriarcal en el que vivimos.

Eso, por supuesto, no es poco; pero a lo ganado posiblemente no haya que concederle mucho más.

Por otro lado, muchas de las contradicciones y limitaciones en términos del tufo de revancha y de simulación del actual movimiento feminista, ya habían sido advertidas hace algún tiempo por varios autores, el conocido filósofo Slavoj Zizek entre otros. Encontramos provecho en difundir la siguiente entrevista sobre el tema. 




Da click aquí para ver la entrevista 

En el fondo de las críticas de CacciaSegatoZizek y otros se señala o sugiere que muchas expresiones actuales del feminismo se concentran en una rabia o un antagonismo que no infrecuentemente se acerca demasiado a la mera revancha (como señala Zizek) y, en algunos casos, a la crueldad (como en las reacciones de burla y desprecio hacia el suicidio de Vega Gil, ver abajo).  

Todo ello tremendamente parecido a muchas de las violencias patriarcales que prevalecen en nuestra sociedad. 



Si a eso agregamos que las redes sociales son especialistas en la superficialidad, la falta de investigación y la sed morbosa por el linchamiento mediático, tenemos el escenario perfecto para que muchas de las denuncias feministas no sean otra cosa más que simulacros de justicia que apestan a instrumentos de venganza, con información en el peor de los casos totalmente falsa. Un caso ilustrativo del peligro de estos linchamientos mediáticos es la campaña que sufrió un profesor de Guadalajara a raíz de que un estudiante publicó un video de lo que parecía un violento discurso misógino. Para fortuna del profesor, no mucho tiempo después, otro estudiante divulgó un video del mismo discurso que ponía en contexto lo que en realidad tenía la intención de ser una lección en contra de la violencia hacia las mujeres. Lo cierto es que el linchamiento inicial estuvo a punto de costarle al menos el trabajo al citado profesor. ¿Qué hubiera pasado si nadie hubiera grabado el discurso completo? Abajo puedes ver ambos videos.  


Para ver el video da click aquí. 

Para ver el video da click aquí. 

Finalmente, es importante señalar la carencia de una perspectiva estructural y radical en las vertientes más visibles del movimiento feminista actual. Nadie dice que esas perspectivas no existan, pero pareciera que son marginales. El problema no es que las mujeres griten, rayen paredes, o salgan a exhibir su enojo en manifestaciones multitudinarias (eso hay que celebrarlo); sino que todas las acciones, por extremas que puedan ser, no implican necesariamente una indagación profunda y radical. Una indagación que confronte la estructura capitalista y patriarcal que golpea a mujeres y hombres en todo el mundo; que no se concentre casi exclusivamente en las demandas de mujeres pertenecientes a sectores profesionales de clase mediaestudiantes, oficinistas, reporteras, artistas, académicas. ¿Son las mismas opresiones patriarcales las que actúan sobre una reportera una estudiante de la UNAM que sobre una comerciante que debe mantener a sus hijos o una obrera maquiladora que trabaja más de 10 horas al día? ¿En qué forma los hombres, especialmente los jóvenes y pobres, son presa del patriarcado? ¿Se puede pensar el género sin otros ejes de opresión?  

En efecto, aunque sea difícil aceptarlo, al menos en el #MeToo mexicano no abundaron las denuncias de obreras, campesinas, maquiladoras o indígenas. Nadie les hizo, como de costumbre, demasiado caso, a pesar de que son ellas y sus compañeros los que sufren las consecuencias más terribles de un sistema patriarcal entreverado permanentemente con el capitalismo depredador.  

Lo que se necesita, en cualquier caso es una indagación en que el género sea inherentemente pensado con otros ejes de opresión como la clase, la raza, el territorio, la ecología.  

Sólo con una aproximación así de radical y así de compleja, el feminismo se alejará de posiciones en las que a una mujer hay que creerle sin reserva por el hecho de ser mujer (#YoTeCreo), que supone forzosamente una condición esencialmente de víctima permanente e incuestionable. Este cheque en blanco puede convertirse en una “solidaridad-sororidad” que, en el extremo, se parece mucho a la complicidad e impunidad de la muy patriarcal fratria masculina (Segato3): ese pacto que hace que los hombres no denuncien los abusos a mujeres y se protejan entre ellos por el mero hecho de ser hombres, de pertenecer a la fraternidad.  

Sólo alejándose de la tentación fundamentalista, mujeres y hombres podemos encontrar estrategias conjuntas para desmontar al sistema patriarcal y capitalista que lo mismo acaba con personas, pueblos o ecosistemas. Como dirían los botellos, hay que oponerse “a los fundamentalismos, vengan de donde vengan, ya sea desde la violencia machista recalcitrante o de individualismos seudofeministas de corta memoria y alianzas frágiles. Estamos en desacuerdo con los discursos de odio y a favor de las coincidencias y disidencias en un ámbito de respeto, sororidad y solidaridad. Busquemos puntos de encuentro, respetando nuestras diferencias”. 

Como siempre: o creamos la justicia juntos o nos vamos a matar entre todos por separado. 
  
  
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