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lunes, 4 de marzo de 2019

Amloísmo neoliberal y feminismo (otra vez)


 AMLOísmo neoliberal y feminismo (otra vez)

Con el anuncio del gobierno federal de eliminar el programa de apoyo a los refugios de menores y mujeres víctimas de maltrato, en Homo vespa hemos decidido republicar el mismo artículo que publicamos sobre las estancias infantiles con breves modificaciones. Hay casos en que la repetición y el autoplagio son absolutamente significativos:

“En todo caso, que un presidente salga a decir que es mejor adjudicarle directamente recursos a las víctimas de maltrato [...] no es otra cosa más que un pretexto conservador para que el Estado evada la responsabilidad que tiene de proveer” atención integral a las personas víctimas de violencia patriarcal.

Al canalizar dinero directamente a las afectadas como se propone, el gobierno se ahorra recursos necesario para la formación de instituciones de atención integral y creación de infraestructura. Por supuesto, a esto hay que agregar la complicadísima situación que viven las mujeres víctimas del maltrato. Aunque se les hiciera llegar de manera efectivamente directa recursos económicos (y habría que ver cómo esto se logra), en gran cantidad de los casos se necesitaría mucho más que dinero para salir de una situación de violencia y opresión.

“Si al gobierno de veras le interesaran las mujeres en situación de maltrato, debería, en todo caso, anunciar la desaparición de las subvenciones a las ONGs, y puntualizar de qué forma va a garantizar el acceso universal y el mantenimiento de manera directa, equitativa y completa a refugios equipados con todas las dimensiones de apoyo y protección necesarias.”

En el México del amloísmo neoliberal, un recorte así no es otra cosa que la renuncia a una de las obligaciones del gobierno para ahorrar recursos y re-dirigirlos a los programas que puedan rendirle al gobierno electoralmente.”. La cultura de las clientelas políticas por encima de las políticas de justicia social. 

Estancias infantiles y AMLOísmo neoliberal


 Foto: Tomada de Twitter @monicaferbal
Carlos Urzua, secretario de Hacienda y Crédito Público, justifica el recorte presupuestal a las estancias infantiles declarando que “la abuela va a cuidar –mucho mejor- a los niños y niñas que las propias estancias infantiles”. Ante tan oronda declaración,  me pregunto a cuántos nietos habrá cuidado, de manera continua, el propio Don Carlos a sus más de 60 años. Me pregunto, si no es más bien como casi todos los hombres en este país que acaso “le echan un ojito” a sus propios hijos o nietos; pero que encuentran, debajo de cualquier servilleta, el pretexto perfecto para endilgarle a las mujeres cercanas casi la totalidad de la educación, cuidado, y atención a los infantes. En concreto, ¿qué tanto sabe realmente Don Carlos de lo que demanda cuidar a pequeños? 

En todo caso, que un secretario de Estado salga a decir que las abuelas cuidan mejor a los niños y que es mejor darle dinero directamente a los padres, para justificar un recorte presupuestal a las estancias infantiles, no es otra cosa más que un pretexto conservador para que el Estado evada la responsabilidad que tiene de proveer no sólo “cuidado”, sino sistemas de atención nutricional, educativa, deportiva, emocional y psico-pedagógica que aseguren el pleno desarrollo de los infantes, independientemente de si las familias quieren o pueden subsanar esos ámbitos. Siguiendo la misma lógica perversa, no hay razón para no adjudicarle dinero directamente a las familias para que paguen colegiaturas y desaparecer la educación pública. Eso es justamente lo que los neoliberales han propuesto siempre.
Si al gobierno de veras le interesaran los niños debería, en todo caso, anunciar la desaparición del sistema de subrogación para garantizar el acceso universal y encargarse de manera directa, equitativa y completa de la administración, subvención y vigilancia de las estancias infantiles. ¿Qué no hay dinero? Mentira: lo que sucede es que está mal distribuido. Que se establezcan tasas de impuestos progresivas para que los Carlos Slim, los Emilios Azcarraga, los Carlos Salinas Pliego, los Albertos Bailleres, etc.  por fin dejen de acaparar legalmente la riqueza de este país. Alcanzaría, sin duda, para estancias infantiles, hospitales y escuelas del mejor nivel del mundo. Eso sería gobernar con un horizonte de igualdad. 

En el México del amloísmo neoliberal ―en el que casi siempre se exige el trabajo explotador de jornada completa dentro o fuera de la casa de padres, madres, abuelas, tíos, etc.― un recorte así no es otra cosa que la renuncia a una de las obligaciones del gobierno para ahorrar recursos y re-dirigirlos a los programas que puedan rendirle electoralmente. Por desgracia, los bebes no tienen credencial de elector y los padres ya están acostumbrados a que aplasten sus derechos y los de sus hijos. 

Nota de Proceso:

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