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Sin
embargo, López Obrador desde el inicio de su gestión ha
desacreditado a cualquiera que ponga en cuestión sus planes de
desarrollo económico. Ya en octubre de 2018, el presidente
declaraba: “Les guste o no a nuestros adversarios, a los fifís, a
la prensa fifí, vamos a construir el Tren Maya. Me canso ganso”.
El domingo 15 de diciembre de 2019, se efectuó “la consulta participativa”
sobre el “Proyecto de Desarrollo Tren Maya” en Yucatán, Chiapas,
Tabasco, Campeche y Quintana Roo. La consulta se hizo sin tener los
estudios necesarios para evaluar el proyecto en términos de impacto
ambiental, cultural, económico y social.
Por
supuesto, para el
gobierno el proyecto resultó apoyado
por las comunidades locales
a pesar de la
baja participación durante la consulta y los
sesgos denunciados,
entre
otros,
por la revista Proceso en su número de esta semana (ver
“La
democrática imposición del Tren Maya”).
Queda
claro que la simulación estuvo maquinada
desde el principio. Como
en otras ocasiones, se montó una pantomima
de
consulta para
una decisión ya tomada: una simulación que
no respeta las
prescripciones internacionales establecidas por el convenio 169 de la
Organización Internacional del Trabajo.
Este
falso proceso que viola el derecho de las comunidades indígenas a
una consulta previa, libre e INFORMADA ahora será usado para imponer
un proyecto que, junto con el corredor transístmico, fragmentará
muchas comunidades indígenas y no indígenas, destruirá amplias
zonas ecológicas y arqueológicas, y buscará convertir una región
económicamente rezagada en una fuente de riqueza para los capitales
estadounidenses, los grandes inversionistas del turismo, y la
industria energética.
Es
cierto. Hay que admitirlo: también habrá, con algo de suerte,
multitudes mayas con trabajos precarios: meseros, camareras,
jardineros, maquiladores, obreros, viene vienes, etc. Todos los
trabajos sin dignos; pero no es digno que se promueva el desarrollo
de la desigualdad por parte de un gobierno que llegó al poder con
lemas del tipo: “Primero los pobres”. Migajas es lo que la
inmensa mayoría de los mayas tendrán del Tren sin mayas.
¡Desarrollo! Le llaman.
¡Bienvenido
el “desarrollo” como imposición colonial y racista en el México
de López Obrador.
Otras
lecturas útiles sobre el tema:
"Tren
Maya: la consulta y el despojo" por
Carlos Fazio publicado en La Jornada.
“El
tren maya o el último clavo colonial” por
Alfredo Narváez publicado en Nexos.
“Piden
expertos de la UNAM posponer Tren Maya” por
Alejandro Castro publicado en Luces del siglo.
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