Texto publicado originalmente en Replicante el 17 de agosto del 2012:
http://revistareplicante.com/la-politica-de-lo-posible/
Y volver, volver, voooooolver, a tus labios otra vez…
—Fernando Z. Maldonado
2 de julio del 2012: El despertar
Los mexicanos se despertaron el 2 de julio de este año con la buena nueva de que el famoso cuento de Tito Monterroso1
se reencarnaba con la vigencia de los oráculos incontestables: en
efecto, el obstinado dinosaurio no sólo estaba ahí, sino que
tranquilamente empolvaba su nariz para sonreír a las cámaras. Al parecer
nuestra excelsa democracia nos devuelve, después de un entremés, un
gobierno con los colores y virtudes del partido que durante siete
décadas nos enseñó que “políticas públicas” y “justicia social” son
conceptos equiparables a los de corrupción, cinismo y complicidad. Por
lo demás, pese al dramatismo, el cambio no es tan radical. Durante los
doce años de gobierno del partido que consumó la “alternancia” los
mexicanos aprendimos que más allá de su tono conservador y reaccionario,
el Partido Acción nacional (PAN) tiene talento para alternar sobre todo
la banalidad, la irresponsabilidad y el autoritarismo de cuño propio.
Por otro lado, en el momento de escribir esto se encuentra en proceso la
impugnación de las elecciones presidenciales por parte de una coalición
auto-denominada “las izquierdas”. Interesante apelativo para resaltar
el pluralismo. Es una lástima que la principal estrategia de pluralidad
en estas corrientes “progresistas” consistiera en la plural exclusión de
cualquiera cuya perspectiva implicara criticar la candidatura de Andrés
Manuel López Obrador. Es decir, sólo se es plural y democrático en la
medida en que se coincide con la misma pluralidad que postula al
candidato; de otra forma se puede ser fascista, reaccionario,
extremista, purista, sectario, pero jamás democrático o plural.
Democracia mexicana: democracia virginal
Así pues, el panorama político de México parece estar signado por el
eterno retorno de los mexicanos a los labios del autoritarismo. En un
golpe de boomerang las virtudes de nuestra democracia nos han
llevado a un punto que muchos consideran una regresión en nuestro avance
democrático. Sin embargo, la democracia mexicana —sus árbitros, sus
jueces, sus partidos, sus gobiernos locales y federales, sus ámbitos de
deliberación social― no carecen de defensores. El consejero presidente
del Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés Zurita, haciendo
gala de una fina dosis de humor e ironía, nos espetaba el mismo 1 de
julio del 2012: “México tuvo una jornada electoral ejemplar,
participativa, pacífica y realmente excepcional. Hoy vivimos la
democracia con absoluta normalidad y tranquilidad; hemos consolidado
nuestra democracia electoral”. Como vemos, nuestras autoridades están
empeñadas en convencernos de que aunque la democracia mexicana no es un
sistema perfecto (pues la modestia es una virtud que no debemos perder), ddfsí que es un sistema loable y efectivo en su capacidad para efectuar
elecciones impolutas, de limpidez equiparable a las almas de los
neonatos y perfectamente capaces de llevar la voluntad política del
pueblo a los órganos de gobierno.
La política del universo cerrado
Aunque menos explícitas, existen muchas más muestras de defensa de
esta cultura política y democrática. La propaganda con que se inunda a
la sociedad mexicana en el periodo anterior a las elecciones, las
campañas de educación cívica en las escuelas y la defensa a ultranza en
los medios de comunicación de los valores democráticos ―tolerancia,
pluralidad, respeto a las instituciones jurídicas y al Estado de
derecho― forman parte de un esquema de adoctrinación que lleva varias
décadas de campaña no sólo en nuestro país sino en el mundo entero. En
este discurso la “política” no sólo indica los mecanismos para llevar a
cabo procedimientos electorales funcionales, sino que, como sugiere
Marcuse,2 define y cierra el significado del concepto de
democracia y de política a esos procedimientos y valores funcionales,
que se imponen desde un sistema capitalista que incluye al mismo aparato
electoral.
El resultado es que esta doctrina termina por no circunscribirse a
las dinámicas de las instituciones encargadas de hacer funcionar los
procedimientos de elección de los representantes, a los anuncios del IFE
y a las propagandas de los partidos, sino que se expande a lo que la
gente piensa sobre la idea misma de política y democracia. En este
universo cerrado amplias capas de la sociedad terminan por excluir a
cualquier otro tipo de política que se aleje de ese patrón. De hecho
cualquier otro significado de política se vuelve no sólo objetable sino
impensable; acaso, con suerte, censurable.
Ir a parte II
Ir a parte II
Notas
1 Augusto Monterroso (1921-2003) fue un escritor guatemalteco que le cobró un enorme cariño a nuestro país. Maestro del relato breve escribió lo que hoy con frecuencia se conoce como el cuento más corto del mundo. Éste es el cuento de talante profético al que se hace referencia en este ensayo y que se puede consultar en sus Obras completas, p. 75.
2 Herbert Marcuse, El hombre unidimensional, capítulos 2 y 4
1 Augusto Monterroso (1921-2003) fue un escritor guatemalteco que le cobró un enorme cariño a nuestro país. Maestro del relato breve escribió lo que hoy con frecuencia se conoce como el cuento más corto del mundo. Éste es el cuento de talante profético al que se hace referencia en este ensayo y que se puede consultar en sus Obras completas, p. 75.
¿Te gustó el texto? Homo vespa es un proyecto de publicación editorial autogestiva que es posible gracias a tus pagos. Conoce más del proyecto Homo vespa.
Paga una tarifa por el texto o suscríbete a Homo vespa y apoya la creación independiente. ¿No sabes como hacer pagos por Internet? Escribe a ometeotlram@yahoo.com.mx y pregunta por otras opciones de pago.
Paga una tarifa por el texto o suscríbete a Homo vespa y apoya la creación independiente. ¿No sabes como hacer pagos por Internet? Escribe a ometeotlram@yahoo.com.mx y pregunta por otras opciones de pago.
$10 | $50 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario